marzo 14, 2010

UNA AVENTURA LAMENTABLE... Y POLICIACA, POR UN BILLETE DE CINCUENTA SOLES

(AGREGADO A LAS 13.23. Marzo 15 2010: La historia se va contando como se cuenta, y al principio lo hice únicamente para dejarme constancia de los detalles de esta madrugada para no olvidarlos jamás -y tener una especie de borrador de la denuncia. Pero los consejos de los amigos que se han tomado el tiempo para leer todo este asunto me convencen de una función más bien cívica de todo esto: hay que dejar sentado que los buenos ciudadanos no podemos caer muertos de miedo ante los embajadores del horror. Un tipo que te amenaza con golpearte por dinero, lo es. Y como dice m2c: ¿si hubiera sido una chica de 19 años?)
¡OH! Se corrigieron algunas erratas....

Cuando uno sale de noche -al menos en mi edad y mi caso particular- es rico pensar en un buen par de cervezas, conversación interesante y un cierre a la hora necesaria.
A veces necesitas que sea a las 3 de la mañana, otras a las 12.15, como ayer.

A esa hora, pues si, tuve conversación interesante -que se ganó el derecho también a estar aquí, luego luego- pero nada de alcohol. Y para lo que siguió ese es un dato importante.
Me bajé al centro de la ciudad, después de una larga y buena charla de lobby, con la intención de encontrar a alguien, que siempre se puede, y tomarme un par de tragos, que nunca están de más. Pero, como algunas otras veces, el centro me recibió repleto, anárquico y a puertas cerradas.
Luego de un rato de vagar, pues me dije, a casa y a dormir. Busqué taxi, con un billete de cincuenta soles, y luego de tres rebotes, al fin uno dijo que sí, tenía vuelto. Así que partimos.

Primera recomendación: No tomes el cuarto taxi. Al parecer no resultará nada bueno.
Segunda recomendación: Si algo te hace dudar del taxi y del taxista, mejor bájate y dale fresco.
Ésta segunda viene porque ya en el taxi, no pude ponerme el cinturón de seguridad. Esa costumbre se me ha hecho característica, y esta vez toleré que el cinto no funcionara. "Tienes que arreglarlo", le dije muy cortésmente  al chofer.
Quise subir la ventanilla. En la calle corría este vientecito otoñal arequipeño, y bueno, ya estuve resfriado hace poco. Pero no subía; el chofer intentó hacerlo mientras nos acercábamos a casa. En fin, por unos minutos de corrientes no me voy a enfermar, me dije.

Finalmente, llegamos a la casa. El vigilante como siempre saludó, aunque este chofer trató de pasar la reja sin decir a donde íbamos. Ya en la puerta, me bajo del coche, le doy el billete, lo mira, saca el cambio, me lo entrega, me despido y saco mi llave.
Estoy a punto de abrir la puerta cuando el sujeto da la vuelta y me grita que me detenga, y que debo cambiar el billete. Yo, que alguna vez trabajé recontando dinero para una empresa de seguridad, estoy bastante consciente del dinero que manejo, así que no tenía nada que hacer: mi billete era bueno.

La historia que sigue, pues como de crónica policial:

"El sujeto, Guillermo Vargaya Navarro, descendió de la unidad motorizada Tico de color azul, en la puerta del domicilio de Enrique Durand Villalobos. Increpándole haberle dado un billete de cincuenta Soles falso, empezó a gritarle que devolviera su dinero. El Sr. Durand se negó a hacerlo, y el mencionado Vargaya regresó a  su coche, que abrió con violencia, para extraer de su asiento una llave de ruedas con la que amenazó al antes mencionado. El Sr. Durand se negó incluso en esas condiciones a devolver el dinero, tras  lo cual Vargaya intentó sin éxito bolsiquearlo. Amenazado con una agresión, Durand respondió enérgicamente que se trataba de un comportamiento inaceptable..."
...y podría seguir así, pero el lenguaje de crónica roja nunca fue lo mío. Y los partes de Comisaría los veremos después.

A veces uno se pregunta de donde saca coraje para ciertas cosas. A mi me pasó ayer. 
Frente a un tipo con una llave de ruedas, animalizado, amenazante y faltoso, la única cosa que pude hacer fue defenderme con lo que mejor sé usar: palabras. Y a la larga, demostró no ser mala estrategia. Trató de asustarme llamando furibundo a sus "colegas". Yo le respondí llamando a la policía desde mi -bendito- celular. El hacía aspavientos y tonterías: yo llamé a su empresa y exigí que un supervisor viniera hasta la puerta de mi casa.
Llegó el vigilante de mi urbanización, preocupado. El taxista trató de apantallarlo con aquello del billete falso, y el vigilante lo miró -al billete- y dijo lo que yo sabía desde un principio de todo este cuento: el billete era verdadero.

Luego de un buen rato, llegó el supervisor, un tipo que primero lo riñó como si el tal Vargaya fuera su hijo, y luego empezó a tratar de cambiarme el mind set
Me explico.

Cuando a uno le enseñan que ciertas cosas están mal, pues se te quedan en la cabeza como eso: cosas malas, cosas que no debes hacer. Si bien con los años desarrolla uno cierta laxitud para algunas, pues otras no tienen en donde laxarse. La violencia es definitivamente una de ellas.
Siempre he pensado que la violencia es un arma de cobardes. Y ayer se demostró delante de mis ojos que es verdad.
El mismo tipo que intentó atacarme como un energúmeno sólo tuvo que esperar media hora para convertirse en un manojo de nervios ante la idea de responder a una denuncia policial. Él y su "compañero" intentaron convencerme que sacar una llave de ruedas de un buen kilo de peso, y amenazar con ella a un cliente DESARMADO y ECUÁNIME es, pues, casi una travesura, una reacción disculpable a un momento de tensión.

¿Fin de la historia? Cuando llegó por fin el patrullero, luego de 45 minutos de espera plenamente justificada porque logré entender que existían emergencias más importantes que la mía -que pude, como he dicho, manejar con palabras e inteligencia- nos pusimos frente a la ventanilla del Policía, expliqué la situación y se me sugirió aceptar una disculpa, porque no había sucedido la agresión. La otra alternativa era denunciar al sujeto en el juzgado de paz.

- ¿Desea que le tome las generales de ley al Señor (Vargaya)?
- .....
- ¿?
- Quiero que le tome las generales de ley.

Gelatina delante del Policía, Vargaya bajó muchísimo el tono de su voz mientras decía sus datos. Ahí descubrimos, con el policía, que este sujeto de 25 años, conviviente y etc, no llevaba encima ni DNI ni Licencia de Conducir. "Claro" -me dije- "un tipo que lleva un cinturón dañado en un coche con ventañillas malogradas seguro que no tenía brevete".
La historia terminó con Vargaya intentando hacerle creer al Policía que no recordaba la dirección de la casa donde vive hace más de un año, y yendo tras de él a la comisaría por manejar sin licencia.

Ahora estoy decidiendo. ¿Iré el lunes al Juzgado de Paz, a dos cuadras de mi casa, a sentar la denuncia contra este sujeto, que de seguro, con tragos encima, podría terminar en una página policial? ¿Me hago el loco, me olvido del asunto, y ya está?

Ustedes, que me conocen... ¿que piensan que haré?

4 comentarios:

  1. Creo firmemente en que cumplirás !!! como buen ciudadano... bueno DENUNCIALO!, para que a 'buenas' este tipo aprenda!, pero que taxista más atorrante, pensando en la violencia como solución. Enséñale QUÉ es ser 'persona' , es un bien el que vas a hacer, así el taxista lo pensará dos veces antes de actuar como bestia.

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  2. Irás, y lo sabes. Es tu deber ciudadano y estás demasiado consciente de eso para dejarlo pasar. Buena historia.

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  3. Cholo tiens que ir .. luego de hacer la respectiva publicacion del evento en todos los medios posibles .. con una campaña furibunda de intriga (con respecto a la empresa de taxis en cuestión ) , alimentar con saña un Blog que describe eventos similares y luego (ya con poder de negociación ) aceptar un arreglo extra judicial que financie el Blog que creaste antes... osea que pasaría si el loco llave de ruedas.. se hubiera econtrado con una chica de 19 años.

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  4. aff ve!!! has un recuento natural, menos de ellos mas de nosotros ^^ muajajaj muajajja xD na no es por ser cruel pero gente asi no vale la pena y hay q detenerlos. q hubiera pasado si algo mas pasaba?? me quedaba sin sweety o.o o te partian la madre ah?? por lo general piensan q solucionando todo por lo bajo nadie sale herido y la verdad es q es todo lo contrario.

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