abril 27, 2010

¡¡¡LA AVENTURA DE LA MILITANCIA.... RELOADED!!!

Hace un buen tiempo -tan bueno como 6 años en el pasado- alguien a quien agradezco infinitamente muchas cosas me llevó, literalmente de la mano, a una reunión pequeña de un pequeño grupo de locos.
Mi cabeza ya había coqueteado muchas veces con la posibilidad de HACER POLÍTICA. Incluso había pensado en dos o tres lugares donde me gustaría hacerla. También cargaba con el inmenso pasivo de ser miembro de la generación Fujimori: los que vivimos -y sufrimos- el mamotreto de gobierno de los naranjas con PLENA CONCIENCIA de lo que iba sucediendo, y profunda decepción por lo no hecho, y lo que se pudo hacer.
También me moví en círculos más inflamados: alguien me había llevado antes a conocer a los -que miedo- "socialistas" de mi ciudad, en los que encontré un grupo de peliculineros ESPANTOSO E IMPRESENTABLE, que vivían una fantasía, mezcla de guerra popular con dictadura del proletariado de cuatro paredes y veinte loquitos... con un bombo.
(Luego, esos veinte loquitos, aupados por medios irresponsables y la frustración de la masa, pusieron en jaque a mi ciudad y a medio país, en junio de 2002: ¿el saldo? Media ciudad destruida -incluso luego del terremoto- y una nueva moda: destruye o delinque: así te atenderán)

Participé en el movimiento -nacional, sin saberlo- que poco a poco sacó a Fujimori del poder. En esas marchas, saliendo de la oficina, junto a gente que no conocía, gritando consignas y tratando de evitar la violencia, sentí algo que no había encontrado en ningún lugar: ciudadanía. La justa rabia del que protesta no porque subieron las cosas, o porque les van a poner una mina al costado de su chacra: era la de quienes veían burladas sus ilusiones sobre el país, quienes sentían que los habían estafado, o pensaban que era tiempo de cambiar.
En ese marco aparecieron muchas cosas. Y también Constructores.
Mi Partido.

Esa era la junta de locos de hace 6 años. Y aunque luego de empezar con buen pie, tuve que irme, descubrí con los años que una vez descubierta la utopía, si de veras te la crees, si de verdad es tuya... no la puedes dejar así nomás.
Aunque, como todo lo que dura, es ella la que no te deja nunca.

Así que he vuelto...
Y tengo la esperanza de que lograremos hacer el cambio. Ahora, más grande y menos inocente, sé que debemos rompernos el lomo para mostrar que las utopías son posibles, y que hace la política, pensar el país, buscar el cambio a través de las ideas, no es imposible.
Solo complicado.

2 comentarios:

  1. Muy buena Enrique, te felicito, un grn testimonio con el que seguramente se identificra mas de uno de NUESTRA generacions.

    Un abrazo y te sigo leyendo

    Marco Aurelio

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  2. ¡Gracias, Ciudadano! Seguramente vendrán más aventuras metidos hasta el cuello en la política.

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