diciembre 23, 2010

LLUEVE A DOS CANTAROS...

Me gustan tus llamadas.

Me gusta escucharte por teléfono. Que me des unos segunditos de tu tiempo, en medio del trabajo y de la lluvia, que nos mojó a los dos, a mi en un lado y a tí a tres horas.

Me gusta saber que nos gustan esas cosas.

¡Damn! Me gusta esperar el tiempo que toma en llegar tu voz desde allá hasta aquí.

Me imagino tus zapatos -no los rojos, claro- mojados por la más furiosa de las lluvias, con el agua empozándose a su alrededor.

Me gusta la sensación que tengo adentro. Me gusta pensar que debo tener mucha paciencia, y esperar. Aunque muero por darte una señal, algo que diga bien claro que me interesas más que todos los cafés y chocolates de todas las tardes...

diciembre 22, 2010

COMO ME GUSTARÍA SABER LEERTE...

Y no tener encima de mi cabeza ciertas incertidumbres...
En fin, parece -y parece porque en todo siempre hay un poco de duda- que no has logrado darte cuenta de lo testarudo y obstinado que soy...
Un chocolate raro ha sido el de esta tarde. Rico si, y siempre siento que un poquito más cerca ando... andamos... ¡bah! Alguna vez pensé que andábamos, mientras yo corría un camino solito. Pero bueno, supongo que aun un poco torpe soy.
Como me gustaría saber leerte... para no dar más palos de ciego...

REGRESO...

Creo que es verdad cada vez que te digo que en realidad no te has ido a ninguna parte.
Te lo digo dentro de mi, como quien trata de escaparse de lo inevitable. Porque nunca es verdad, y porque nunca dejo que te vayas por completo. Creo que mi vida estaría un poquito más vacía sin ti dentro de ella.

Ya nisiquiera sé cual es el lugar que quiero para tí, exactamente. Ahora mismo estoy simplemente deján-dome llevar; y fijate: sé que todo pueden ser imaginaciones mías.

Da igual, son buenas ideas. Me sacan sonrisas, y aparentemente para eso están las conversas de café, y las caminatas buscando un parque nuevo y el primer paseo por un cementerio; y para eso está el chocolate de más tarde.

¡Bah! Soy testarudo, y me gusta irme a dormir últimamente pensando que te has dado cuenta de lo testarudo que soy. En algún momento, muy pronto, tendré que enfrentarme a mi mismo otra vez. Por ahora, sin embargo, la única cosa que quiero es seguir disfrutando de estos momentos de paz y mucha alegría que no entiendo...

Bienvenida, de nuevo...

diciembre 05, 2010

UN DOMINGO EN EL CEMENTERIO...

De verdad, era un domingo bien aburrido. Después de varios días de trabajo incesante, de un par de salidas muy buenas -una con mi querido sobrinone- y de un fin-de-semana-laboral más relajado que los últimos, sólo quería estar en mi cama, haciendo nada... pero la verdad, eso se vuelve bien aburrido luego de un rato.
Terminas durmiéndote y todo eso

Esta vez, apareció una manera de vencer al. aburrimiento que no me hubiera pasado por la cabeza hace unas pocas semanas.
Y es que cuando estamos cambiando rutinas, nada mejor que algo inusitado para mejorar un día muerto.
Aunque implique visitar a los muertos. Ni siquiera los de uno, que bien descansando están.
Verlos, simplemente, en su decadente esplendor.

Podríamos llamar a éste un tour sacrílego. Porque aunque supongo respeto por los que no están más, pues hubo irreverencia, curiosidad mórbida en algunos casos, -como cuando buscamos en los mausoleos ver las cajas deterioradas y los restos expuestos- risas y fotos por doquier.
Se trataba de distender, y creo que se logró.

Gracias Zapatitos Rojos por acompañarme, no hubiera sido lo mismo sin ti.